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El pasado lunes 30 de mayo, EL MUNDO publicaba una noticia sobre las negativas consecuencias para la salud por los vertidos ilegales de residuos tóxicos realizados por la Camorra italiana en las provincias de Nápoles y Caserta. La mafia ofrecía a las industrias de acero, pinturas, fertilizantes, cuero y plásticos del norte de Italia retirar sus residuos por un 10% de lo que costaba su eliminación por vía legal (noticia de EL MUNDO).
Debemos recordar que estos hechos ya fueron denunciados en la novela Gomorra (2006) del autor italiano Roberto Saviano y en la adaptación cinematográfica de la obra, realizada en 2008 por el director Matteo Garrone
Este es un claro ejemplo de cómo la literatura, en general, y las obras de novela negra y de ficción, en particular, pueden retratar realidades duras y desagradables que no son de dominio público y pueden darlas a conocer para conseguir que la lucha contra ellas sea efectiva.
El precio que ha pagado Roberto Saviano por denunciar estos hechos y todas las circunstancias que rodean a la mafia italiana ha sido alto (necesita de escolta policial permanente). Umberto Eco llegó a calificarlo de “héroe nacional” pero su obra constituye un ejemplo a seguir al lograr aunar calidad literaria, rigor informativo y dignidad cívica.
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